lunes, 9 de enero de 2012

Conciencia en Natividad

Me gustaría empezar ese Blog concientizándonos acerca de las Navidades y todo el entorno publicitario alrededor de esa fecha que tiene significados más profundos.
Celebrar esa fecha aplicando “cristianidad” sería una forma más enriquecedora de compartir con nuestros seres queridos algo grandioso que pura y simplemente hacernos regalos, muchas veces inútiles: una talla que no es la tuya, un color que no va contigo… Nadie, a no ser tú mismo, puede saber qué te conviene, qué te haría feliz… Tengo un vecino de esos que tiene un montón de familiares alrededor que compran esas ideas de la publicidad televisiva y que se reúnen en navidades para intentar simular lo que han visto en alguna publicidad o en alguna película. Se intercambian regalos de forma que cada uno tiene que hacer como seis o siete regalos unos a los otros. Se sobreendeudan, y se obsequian cosas del gusto de uno para otros… Es un consumismo fútil, muchas veces por compromiso, siguiendo reglas de lo que te vende la televisión, de lo que supuestamente debes hacer. Tienen que cambiar los regalos que a veces está tan distorsionado respecto al gusto de uno, que ninguno de los demás artículos de la tienda te sirve como a ti te gustaría. La angustia que mi vecino tenía al contarme que económicamente a él le pesaría mucho tener que hacer esos regalos me provocó la idea de que otros millones de españoles estarían en la misma situación. ¿Por qué compran esas ideas?, ¿por qué siguen lo que la publicidad vende como correcto?
Me surgió la idea de que la Navidad sería, como mínimo menos consumista y de más calidad en ese consumo, si nosotros nos regaláramos a nosotros mismos algo que nos faltara. Y día 25 de diciembre o 6 de enero, día de reyes, enseñáramos a nuestros seres queridos qué cosa has adquirido y que realmente ya era hora de que te compraras… Todos tenemos algo que deberíamos adquirir y sin embargo vamos posponiendo y que sabemos que si no compramos, nadie –ni tu amada o amado- podrá identificar esa necesidad. De esa forma el consumo se vuelve más cualitativo. Así mi vecino podría regalarse una cosa que realmente necesitaba y no hacer seis o siete de su gusto para otros. Y si pensamos en el impacto ambiental que ese exceso de consumo provoca, en los regímenes de semiesclavitud laboral en países subdesarrollados de las grandes empresas que ese exceso de consumo provoca… La riqueza es abundante si sabemos utilizarla bien. Y está claro que estamos utilizando nuestros sistemas contra el ser humano, contra mí y contra ti.
Quiero llamar la atención a los padres que tienen una gran responsabilidad respecto a los más nuevos y que deben enseñarles valores menos degradantes y más verdaderos en la ocasión de las fechas navideñas o en cualquier otra oportunidad. Enseñar a un niño a no tener valores externos es crucial para que ese niño sea un adulto equilibrado. Valorar cosas externas hace del niño un adulto materialista. Una persona materialista casi siempre es una persona celosa, el celo se transforma en envidia y ahí está el niño valorando tantas cosas externas que de adulto empieza a valorar lo externo, lo del otro, nunca está integrado en sí mismo, nunca está equilibrado. De adulto fumará o se apoyará en algo, externo claro… Papás, les pido mayor conciencia para que vuestros niños sean adultos psicológicamente equilibrados.
Las fiestas de Navidad se proponen, como su nombre indica, celebrar la Natividad, es decir el nacimiento de Jesús de Nazaret. Las enseñanzas de Jesús de Nazaret fueron direccionadas hacia el amor, la hermandad, el respeto hacia Todo y la Vida. El consumismo predica exactamente lo contrario.
Un saludo a Todos! Feliz 2012!

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